lunes, 7 de marzo de 2016

Indicadores de Abuso Sexual Infantil

El principal indicador del abuso sexual es el relato que hacen la niña o el niño victimizados. (….), A pesar de su especificidad, pocas veces es tomado en cuenta tanto por las personas que lo escuchan por primera vez como por las autoridades que intervienen.


Recordemos, además que los investigadores señalan que menos de la mitad de los adultos que recuerdan haber sido victimizados sexualmente, lo han contado en la infancia y que sólo una quinta parte –el 20% - de los que lo han contado, tuvo algún tipo de intervención por parte por parte de las autoridades.4 En el estudio de Finkelhor de 1979, del total de casos de abusos detectados, el 63% de las mujeres y el 73% de los varones jamás lo había contado.

Resulta necesario entonces, establecer otros criterios que contribuyan a verificar los relatos infantiles. Los que tenemos experiencia en este tema sabemos que validar un diagnóstico de abuso sexual es una cuestión no sólo complicada sino también delicada por las implicancias legales a corto plazo y las emocionales a futuro. Por tanto nuestra precisión diagnóstica será mayor en la medida en que reconozcamos la presencia de signos y síntomas –físicos y emocionales- asociados al abuso que corroboren una sospecha. Raramente la confirmación del abuso se basa en la presencia de sólo uno de los indicadores. Por el contrario, la tarea de los profesionales intervinientes se asemeja a la del investigador que va articulando diversas pistas –indicadores- para tener un panorama lo más cercano posible a lo que verdaderamente ocurrió. (…)
Diversos autores se han dedicado a enumerar los indicadores –signos y síntomas- asociados al abuso sexual infantil. Se consideran signos de cualquier enfermedad física o trastorno psicológico a todos los fenómenos que pueden ser apreciados por el observador; mientras que los síntomas son aquellos datos percibidos y descritos por los pacientes y que, en general están ligados a sensaciones corporales, a sentimientos y pensamientos.

Indicadores psicológicos
(…) Según la etapa de la experiencia traumática que este atravesando el niño, estos indicadores psicológicos revestirán diferentes características: en la época en que el abuso esta comenzando es más frecuente detectar signos y síntomas relacionados con estrés postraumático mientras que, en la fase crónica, se reconocerán conductas asociadas al síndrome de acomodación a la victimización reiterada. Muchas veces si el niño o su familia recuerdan la aparición de indicadores de estrés postraumático, es posible inferir la fecha aproximada de comienzo del abuso.

Indicadores psicológicos inespecíficos

(…) las personas afectadas por este trastorno [síndrome de estrés postraumático] evitan de manera, persistente los estímulos relacionados con el trauma, eluden los pensamientos y sentimientos asociados, esquivan las conversaciones sobre el tema y rehuyen las actividades, situaciones o personas que pueden hacer aflorar los recuerdos. Este mecanismo desemboca en un estado de rigidez psíquica, con una disminución notable de la reactividad habitual. Se observan indiferencia, distanciamiento con respecto al mundo externo, junto con una actitud sumamente alerta, a la defensiva de posibles ataques o desorganizaciones del medio circundante. A esto se agregan trastornos del sueño (insomnio y pesadillas) y alteraciones de la memoria, junto con dificultades para ejecutar las tareas habituales.
El fondo emocional es netamente depresivo y se observa ansiedad, irritabilidad y sentimiento de culpa, generalmente por haber sobrevivido a la situación desencadenante o por las creencias de haberla provocado. Otras de las particulares de este cuadro en el adulto son el temor, la desesperanza y el pánico intenso, en tanto que el caso de los niños hay que tener presente los comportamientos desestructurados y agitados. (…)




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